Las Finales de la NBA están en boca de todos. Y no es para menos. En Argentina, además, hay otro tema que retumba y se expande desde hace varios días en redes sociales: el anuncio del retiro de Rubén Magnano, el entrenador que condujo a la Selección en su camino hacia el oro olímpico en los Juegos de Atenas 2004.
Antes de eso, en el Mundial de Indianápolis 2002, la Albiceleste había puesto el mundo patas arriba con un juego celestial: los Mavs se tentaron y tendieron un puente con ese hombre que condujo a un equipo que rompió la historia, al voltear el mito invencible de Estados Unidos, invicto desde que en 1992 el Dream Team bajó del Olimpo para llevarse su dosis de oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona.
Hasta 2003 –después de ese Mundial y antes de ganar el oro– Magnano nunca había visto en cancha un partido NBA. En aquel viaje todo fue fascinante. Una caja de sorpresas interminable.
Se alojó en un complejo enfrente de la imponente comisaría de Dallas en la que se rodó la serie "Walker, Texas Ranger", protagonizada por Chuck Norris. Conoció y recibió halagos de una leyenda como Don Nelson, el entrenador del equipo. Tuvo larguísimas charlas en la mansión de Donnie Nelson, el máximo ejecutivo de la franquicia. Disfrutó durante varios partidos de una butaca de privilegio, en las primeras filas del American Airlines Arena. Y hasta se dio el lujo de viajar en el avión privado de los Mavs, el más lujoso de la época en la NBA.
Todo eso está narrado en la biografía oficial de Magnano, publicada a fines de 2023 por el periodista Gabriel Rosenbaun.
“Argentina expuso un verdadero espíritu de equipo y una evidente falta de egos, con cada jugador entendiendo su rol y haciendo lo que se necesitaba de cada uno de ellos. Vimos eso y lo valoramos porque creímos que mostraban la esencia del básquetbol y del trabajo conjunto”, explica en el libro Donnie Nelson, el general manager de los Mavs, al recordar la invitación a Magnano.
“Se ganaron el respeto y la admiración de todo el mundo del básquetbol, no sólo porque fueron los primeros en vencer al Dream Team o porque consiguieron medallas en Mundiales FIBA y en Juegos Olímpicos, sino también por los valores que expresaban”, agrega en esas páginas el ejecutivo de Dallas.
“Desde mi arribo hasta mi vuelta, todo fue una caja de sorpresas. Iba con mucha sed de conocimiento y me deslumbró cómo funcionaba la franquicia. Tuve acceso a todo, incluido el avión de súper lujo que tenían. Soy una persona que valora mucho de dónde viene, de dónde partió, y durante esos días me sentía permanentemente como si flotara en el aire”, describe Magnano en uno de los capítulos autobiográficos.
Así como en 2024 la magia eslovena de Luka Doncic sacude al mundo, los Mavs que conoció Magnano eran un equipo abierto al talento internacional. Uno de los pioneros, por supuesto, en un mundo NBA que hasta pocos años atrás parecía casi blindado. Brillaban el canadiense Steve Nash y el alemán Dirk Nowitzki. En ese plantel post Mundial 2002 también estaban los franceses Antoine Rigaudeau y Tariq Abdul–Wahad, el mexicano Eduardo Nájera y Raja Bell, nacido en Islas Vírgenes.
“Muchos se sorprenderán con el dato. Si bien había estado otras veces en Estados Unidos, no había presenciado un partido de la NBA. En esos días me di el gusto de disfrutar de varios juegos en cancha de los Mavs y también viajé a Houston para el cruce con los Rockets”, detalla Magnano en el libro.
“Aún tengo presente la emoción al llegar a la oficina de Don Nelson, el entrenador del equipo, y que él me presentara como el técnico argentino que le había ganado al equipo de Estados Unidos en Indianápolis. Que una leyenda como él tuviera ese gesto, para mí era un halago muy importante. Él había dirigido el segundo Dream Team: el que ganó el Mundial de Canadá 1994”, agrega el entrenador que acaba de anunciar su retiro.
En ese capítulo autobiográfico, Magnano destaca que estaba muy interesado por conocer la “cocina” de la NBA. Advirtió que las hornallas despedían fuego. Y la infinidad de condimentos despertaron su admiración. “Comprobé que a veces cierto desconocimiento del verdadero potencial del rival te hace más corajudo. No dejaba de pensar en el desparpajo con el cual encaramos el partido en Indianápolis, extremadamente crédulos y con una cuota de convicción enorme de que podíamos ganar”, explica.
“Querían tenerlo ahí y nutrirse. Con lo exitistas que son los americanos respecto del triunfo, era conmovedor lo que sentían por un seleccionado que había salido segundo. Querían saber qué pasaba con ese equipo, qué había detrás”, describe en el libro Lisandro Miranda, un rosarino que aún trabaja para los Mavs en la actualidad.
“Queríamos conocer más a Rubén y su filosofía basquetbolística. Fue un placer y un honor mostrarle nuestra franquicia. Luego de pasar tiempo con él, comprendimos que proyectaba sus propios valores personales a su equipo y compartía la misma visión y objetivos con sus jugadores. Todo aquello permitió que esa Argentina sea recordada como una de las mejores selecciones nacionales de todos los tiempos”, elogia Donnie Nelson al técnico y a la Generación Dorada.
De manera exclusiva, The Sporting News comparte cinco páginas del libro en formato PDF.
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