Chivas estaba haciendo un increíble trabajo. Cuando todo mundo creía que el Rebaño estaba eliminado desde que sonó el silbatazo final del partido de ida vs. América, el Guadalajara se imponía por 2-0 en el Azteca y estaba a solo un gol de igualar la serie de octavos de final de la Concachampions 2024. Y entonces, la catástrofe con nombre y apellido: Alan Mozo.
El jugador de las Chivas marcó un autogol inexplicable que significó el 1-2 para los americanistas pero, más importante aún, el 4-2 en el global, lo que puso a los de Fernando Gago otra vez ante la necesidad de marcar dos goles para clasificarse.
Iban apenas siete minutos de la segunda parte cuando Mozo, tras lo que quiso ser una asistencia de Diego Valdés, empujó el balón hacia su propia portería pese a que estaba en posición de rechazar hacia cualquier lado menos a su propia meta y a que Julián Quiñones no había quedado lo suficientemente cerca como para molestarlo.
Pocos minutos después de esta desgracia para Mozo, el América incluso encontró el empate y dejó todo como al comienzo. Indudablemente el desgaste hecho en la primera mitad, pero también el incomprensible error de Alan, fueron los últimos clavos en el ataúd del Guadalajara.