El tiempo se cayó encima de Deontay Wilder cuando Joseph Parker rompió sensacionalmente el guión para anotarse una enorme victoria en Riad por decisión unánime.
Wilder y su rival de toda la vida, Anthony Joshua, encabezaban la gigantesca cartelera de "Day of Reckoning" en Arabia Saudita, con la intención de que ambos ganaran para preparar un taquillero enfrentamiento en marzo.
Sin embargo, no es la primera vez en sus carreras que un combate entre Wilder y Joshua queda apenas en una ilusión.
Parker, entrenado de forma ejemplar por Andy Lee, primo y segundo preparador de Tyson Fury, dominó el combate en todo momento -algo que se reflejó en las tarjetas de 118-111, 118-110 y 120-108- e incluso podría haberse asegurado un nocaut técnico mientras golpeaba a Wilder hacia el final del octavo asalto.
Esto convierte al púgil de 31 años en el único hombre, aparte de Fury, que ha derrotado a Wilder en su carrera de 46 combates. El timing del púgil de 38 años y su capacidad, antes fría como el hielo, para preparar un golpe, lucieron muy deficientes después de haber boxeado apenas una vez entre octubre de 2021 y esta noche.
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El precio que paga por ese tiempo desperdiciado es que la próxima vez que se ponga los guantes, carecerá de gran parte de la importancia de esta noche.
Por el contrario, Parker puede reconstruirse para un acto final notable y está de vuelta más cerca de la cima de lo que ha estado en cualquier momento desde que dejó caer su cinturón de la OMB ante Joshua en marzo de 2018, cuando AJ y Wilder estaban invictos, inmaculados y en posesión de los cuatro principales cinturones de peso pesado. El tiempo nunca se anda con chiquitas.
Un pensativo y cauteloso comienzo se vio afectado por una larga derecha de Parker y un solitario y limpio golpe de izquierda, sin que ocurriera nada más destacable.
El neozelandés golpeó con eficacia al cuerpo en el segundo asalto y Lee pidió más de lo mismo mientras el marcador seguía marcando golpes apenas para un lado.
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Parker se acercó en el tercer asalto, en el que Wilder se limitó a maniatarlo antes de lograr algún éxito fugaz en la distancia corta, aunque un sólido doble jab del excampeón de la OMB puso fin al intercambio.
Las cosas se calentaron momentáneamente en el siguiente round, en el que los dos contendientes asestaron derechazos en el cuerpo a cuerpo antes de entablar combate. Los asaltos fueron pasando y todos eran para Parker.
En el sexto, Wilder introdujo cierta urgencia en su trabajo. Sus ojos se iluminaron cuando Parker se retiró a las cuerdas, pero un mazo de derecha se fue desviado. Por el contrario, el derechazo de su rival a la zona media del cuerpo antes de la campana fue uno de los mejores golpes de la contienda.
Wilder rozó el cráneo de Parker al lanzar una derecha con malas intenciones en el séptimo, una señal ominosa de que se estaba acercando. Una vez más, Parker llegó con solidez, haciendo que su enemigo se tambaleara hacia atrás.
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El peligro, como siempre que alguien se enfrenta a Wilder, es que su rival se confíe demasiado. En el octavo asalto, Parker fue alcanzado y por un momento pareció herido. Pero un Wilder oxidado no pudo aguantar el ataque y se encontró tambaleante, buscando refugio junto al poste del ring mientras Parker buscaba un final de infarto.
Los mejores planes de Wilder se estaban desmoronando y buscó medir a Parker con la mano derecha sin éxito, enviando otro gancho de izquierda por sus problemas. En el décimo asalto, trató de apresurar a Parker. La mayor actividad del Bombardero de Bronce podría haberle dado el round, pero un sólido derechazo alto hizo crecer la amplia ventaja de Parker en cuanto a golpes de poder asestados.
Intercambiaron derechas en los penúltimos tres minutos, con Wilder incapaz de colocarse para hacer suficiente daño y de nuevo parecía más preocupado por lo que le llegaba de vuelta.
En el último asalto, Wilder tiró la cautela esperada al viento, rabiando contra la luz final, todavía abierto como un novato ante las derechas de Parker. Afortunadamente, no hubo un robo en las tarjetas, ya que Parker obtuvo una justa recompensa por una exhibición disciplinada y sin nervios.