La invasión de Rusia a Ucrania sigue dando coletazos al mundo del fútbol y esta vez está involucrado Chelsea, el actual campeón del Mundial de Clubes y una de las instituciones más importantes del mundo. Su dueño, el ruso Roman Abramovich, había puesto en venta al equipo para evitar posibles sanciones, pero todo esto quedó frenado después de las acciones del gobierno del Reino Unido.
Por sus vínculos políticos y financieros con Vladimir Putin, presidente de Rusia, los activos de Abramovich fueron congelados. “Las restricciones de congelación de activos también se aplican a todas las entidades que son propiedad o están controladas por Roman Abramovich. Esto significa que el Chelsea Football Club está ahora también sujeto a una congelación de activos en virtud de las sanciones financieras del Reino Unido”, explicó el gobierno a través de un comunicado.
El hecho de tener paradas sus cuentas no sólo significa que no puede usar lo que tiene, sino que tampoco podrá generar más: tiene prohibido hacer cualquier negocio en suelo británico. ¿Intentar vender el club es un negocio? Por supuesto que sí. Pero también lo es comprar jugadores, venderlos, renovarlos y hasta vender entradas o indumentaria oficial. La institución londinense estará paralizada por completo.
La ministra de Deportes de Gran Bretaña, Nadine Dorries, aseguró que se emitió una licencia especial para permitir que el Chelsea pueda jugar sus partidos de la Premier League, pagar sueldos a todos sus empleados y permitir que únicamente los abonados puedan ingresar a los partidos en condición de local. El dinero de la televisación se utilizaría para esto.
“Sé que esto genera cierta incertidumbre, pero el gobierno trabajará con la liga y los clubes para que se siga jugando al fútbol mientras se asegura de que las sanciones lleguen a quienes corresponden”, recalcó.
Por el bien del club, Gran Bretaña piensa en habilitar la venta a alguno de los multimillonarios que se vieron interesados: consorcios estadounidenses, dueños de equipos de la NFL, un multimillonario turco, un grupo inversor saudí y un promotor inmobiliario británico son algunos de ellos. Pero de concretarse la operación, el dinero quedará retenido y Abramovich no podrá tocarlo hasta que se levante la sanción.
Igualmente, el magnate, intentando desligarse de su cercanía con Putin, aseguró que no sacaría ningún provecho de la situación y que donaría todo para las víctimas de la guerra en Ucrania. El club está tasado en 3.2 mil millones de dólares.
La salida de posibles figuras
Esta situación incómoda podría generar una fuga masiva de los principales valores de la institución. La primera salida ya se dio: Andreas Christensen fue confirmado por Joan Laporta como el primer refuerzo del Barcelona para la próxima temporada. Al defensor danés se le terminaba el vínculo con los Blues.
¿Quién será el próximo en irse?